Ramón Frontera Nieves
En el tradicional mensaje del Estado
que ofreció el presidente de los Estado Unidos de Norteamérica, Barack
H. Obama, ante el congreso, el pasado martes 12 de enero de 2016, muchos
son los análisis que se han realizado. Se discuten los diferentes temas
presentados por él, en su discurso. Aplausos y criticas han surgido
entre los estadounidenses y los habitantes del resto de los países. Para
los puertorriqueños, surge la interrogante sobre tres temas de gran
importancia para ellos, e ignorados por el Presidente. Se preguntan los
boricuas por qué en su último mensaje ante el Congreso no los presentó a
la discusión y por qué no ofreció alternativas y soluciones a los
mismos.
El estado colonial de Puerto Rico, la crisis financiera y la
encarcelación por más de 34 años del Patriota Oscar López Rivera. Son
los temas que los puertorriqueños esperaban oír, cuando estuvieron
sentados frente a su televisor viendo al presidente dirigirse a los
congresistas. Nuevamente se sintieron desilusionados con otro
presidente. La trillada frase utilizada al finalizar la mayoría de los
mensajes presidenciales; “Gracias, que Dios los bendiga y que Dios
bendiga a Estados Unidos de América”, fue el telón final a las
esperanzas de los puertorriqueños. Otro presidente deja la Casa Blanca y
no soluciona el centenario problema colonial.
Día a día se agudiza el grave problema financiero del gobierno
puertorriqueño. El gobierno se encuentra en bancarrota, pero las leyes
estadounidense (que rigen en la Isla), no le permiten acogerse a un plan
de quiebra para reestructurar su enorme deuda. Puerto Rico está
obligado a pagar su deuda antes de ofrecer los servicios de salud,
seguridad y educación al Pueblo. Alejandro García Padilla, gobernador de
Puerto Rico, ya ha anunciado que si continúa la insolvencia económica,
existe una amenaza real de un cierre parcial del gobierno.
Oscar López Rivera, de 73 años, es un patriota encarcelado
injustamente por luchar por la independencia de Puerto Rico. Son más de
34 años que se encuentra en prisiones estadounidense. Sus primeros años
de encarcelamiento, fueron en el ya “tétricamente famoso” hoyo, donde no
tenía contacto físico con sus familiares cuando lo iban a visitar.
Varias resoluciones de las Naciones Unidas, cinco premios de Nobel de la
Paz, múltiples Parlamentos de diferentes partes del Mundo y miles de
organizaciones de derechos humanos y de solidaridad, reclaman la
inmediata liberación de Oscar.
Estos tres temas, voluntariamente ignorados por el presidente Barack
H. Obama, requieren su inmediata y justa solución. Los tres temas están
interrelacionados con la oprobia situación colonial de Puerto Rico. El
Pueblo Puertorriqueño, espera que en éste, su último año del cuatrienio y
antes de abandonar la Casa Blanca, el presidente cumpla con sus
promesas de buscar una solución final al estatus de la Isla Caribeña.
Estados Unidos no puede estar pregonando por el mundo un reclamo de
respeto a derechos humanos cuando mantiene una colonia y tiene en su
propio suelo prisioneros políticos, encarcelados como resultado de su
lucha anticolonial como es el caso Oscar López Rivera.
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